Una paradoja de la movilidad urbana:
El uso de la moto ahorra un 150% de emisiones contaminantes.
En Barcelona hay 300.000 -el 22% de las motos de España- a las que se les unen cada día otras 185.000 que llegan de las poblaciones cercanas.
Las más rápidas estacionarán en una de las 172.000 plazas disponibles.
Las perdedoras invadirán las aceras.
Se trata de la típica situación “nadie gana” o perder-perder: El peatón siempre pierde, la ciudad también, el motorista se arriesga a ser multado…
¿quién sale beneficiado?